Por Micky
Grondona.
Desde los tiempos
de las Ágoras (del griego ἀγορά, asamblea, de ἀγείρω, reunir)1,
las plazas han sido siempre el mayor peligro para la gente de bien. En ellas las personas se reúnen, discuten
sobre sus problemas cotidianos, ríen, juegan, son felices, comparten, respiran,
se expresan, se quieren y varias otras actividades subversivas que amenazan el
sagrado orden natural de los privilegios para quienes los merecen. En las
plazas los individuos, y más aun los grupos,
son propensos a imaginar otras formas de vivir, por ejemplo comunitaria
o colectivamente. Hay que decirlo sin
rodeos: LAS PLAZAS SON TERRORISTAS. Como tales lo mínimo que se puede hacer
para prevenirse de sus efectos es ponerlas tras las rejas. Nadie se esta oponiendo aquí a la libertad,
pero por supuesto que la libertad, así como todo lo relacionado con el goce debe
ser, como todo ciudadano civilizado sabe, DE PUERTAS ADENTRO. Tampoco alguien aquí
esta argumentando contra la existencia de las plazas, pero se deben tomar
ciertas medidas para sentirnos mas seguros. Las rejas y las garitas de
seguridad se asoman como un buen comienzo. La posibilidad de cobrar entrada
seria otra opción para alejar sujetos indeseables. Otra posibilidad seria
reglamentar un derecho de admisión para excluir a aquellos uniformados de
zapatillas deportivas, gorritas y capuchas, entre otros. Pero es solo un
comienzo. Tenemos la responsabilidad política y ciudadana de seguir pensando y
haciendo. Por su parte, ellos se están organizando. Cuento con fuentes de alta
confiabilidad que me aseguran que han contratado colectivos y los han pintado de
un horrible rojo comunista bajo el lema “Grupo Plaza”. Ellos no se detendrán.
Esto es una guerra. Nos toca hacer la próxima jugada. Por lo pronto resistamos nuestro modesto
avance: REJAS A LAS PLAZAS TERRORISTAS!!!
1 winkipedia