Libertino en ¿Todo Piola?


publicado en ¿Todo Piola? 15. (boceto de Kamu).

Acabados

"La imaginación debería ser el centro de nuestras vidas" (Ray Bradbury)



INCREMENTANDO NIVELES DE TEMPERATURA. 38...42...53...ESTABILIDAD ÓPTIMA.
INICIA PROCESO DE ESTIMULACIÓN. CIRCUITO CUELLO-ZONA LUMBAR COMPLETO.
ELECTRODOS PEZONOIDES ACTIVADOS. IMPULSAR LUBRICACIÓN FOCALIZADA...LUBRICACIÓN OK, REINICIAR EN 180 MINUTOS.
ACTIVANDO TURBINAS PÉLVICAS EN MOVIMIENTO PENDULAR.
AUDIO ALCANZANDO GRADO GEMIDO.
ACELERANDO.
DISMINUYENDO.
ACELERANDO.
AUDIO AGUDIZADO. TONO AGÓNICO.
ULTIMAR.
FUSIÓN DE FLUIDOCOMBUSTIBLES CONCRETADA.


Un sonido láser se oyó antes de que la tensión de la energía eléctrica subiera visiblemente durante unos segundos casi al punto de quemar la lámpara central. El cable USB que unía a los amantes biomecánicos se desconectó de la pared. Luego, ella se desconectó de él bruscamente.
En el Centro de Producción, los centinelas observaron las sacudidas de tensión en los indicadores de energía sexual y alarmados chequearon los monitores: LÍBIDO DISMINUYENDO EN EL SECTOR F451. De inmediato, acercaron la imagen y subieron el audio para escuchar el intercambio de bits.
-¿Y ahora qué te pasa, Dhixa? Solamente acoplamos 57 veces y ya te querés desenchufar. Conocés  perfectamente la importancia de nuestro esfuerzo. El  sexo es la base de nuestra sociedad. Además, me están observando y evaluando para el ascenso. (Al decir esto, miró hacia una de las   holopantallas que cubrían por completo paredes, techo y piso, emitiendo imágenes emotivas, al tiempo que registraban y dirigían todo lo sucedido a un servidor central)
-Ya sé, Kadick - respondió por lo bajo, algo aturdida-. Pero ya no es  como antes, mis sensores de placer parecen estar bloqueados. Ya reporté a los del Consejo que las dosis de Dopanol Omega oxidaron mis circuitos. Posiblemente, ya sea un modelo obsoleto y muy pronto pase a llenar los depósitos de  chatarra.
 
-¡Pero que vas a estar desactualizada, nada que ver! Yo te veo resplandeciente. No digas...

(Las holopantallas vibraron fuertemente y un círculo de 94 centímetros de diámetro se abrió desplegando sus hojas metálicas desde el centro hacia afuera con un movimiento espiralado. Unos segundos después, un sonido de succión y por el tubo de vidrio reforzado llegó una cápsula de cobre de unos 1,5 metros de alto. Tenía en su centro una pantallita que al encenderse emitió una voz femenina y sensual que comenzó la locución mientras el pequeño visor mostraba hombres esculturales semidesnudos practicando deportes, levantando objetos pesados, sonriendo y guiñando un ojo a cámara. Las imágenes se repetían en las paredes:
“¿Sientes que el sexo ya no es tan placentero?, ¿una aburrida reproducción mecánica?, ¿cansada de la rutina? …Estamos para cuidarte. Tenemos la respuesta: ¡Hombres! ¡Sí, humanos macho! Sudor, piel rugosa, callos, olores, pelos y todo lo que necesita la autómata de hoy para estimularse. Hombres, el futuro reflejado en el espejo retrovisor de nuestra nave”.
La parte superior de la cápsula se abrió hacia atrás lentamente y empezó a erguirse el hombre que había estado en cuclillas adentro. Los autómatas avanzaron sigilosamente hacia el sujeto de la cápsula.
-No había visto nunca un ejemplar de carne con tripas ¿En qué podrá ayudarnos este espécimen a mejorar nuestro sexo?- Todo sea por conseguir ese cargo. Hemos acoplado mucho el último año. Si no lo consigo, vos sos la culpable.
Dhixa ignoró el comentario, se acercó y tocó al humano que permanecía inmóvil. Los impulsos electromagnéticos recargaron su centro informático hasta casi provocarle un cortocircuito ¿Cómo funciona este juguetito?- exclamó excitada-. Necesito urgente que lubrique mis engranajes y limpie  mis circuitos de goce. A ver…
Comenzó a sacarle la tela que lo cubría y al llegar a la ingle se detuvo enfurecida. Una rara inscripción podía leerse.
¡Hijos de puta! ¡Nos cagaron! ¡No ves que nos cagaron! Mirá: Ωµ#¤ ¿Viste? ¡No es humano!
Toda la habitación fue cubierta por una luz roja intensa y una sirena ensordecedora.
Tranquilos por favor-dijo Kadick, mirando a la pared-yo lo arreglo.
Se acercó a Dhixa, le susurró algo y ella se calmó.  Luego se dejó caer en la neurobutaca, una especie de silla cóncava a la que le sobresalían pequeñas piezas metálicas que se insertaron en orificios de su cuerpo-. Ya vengo, dijo Kadick, mientras su tablero lumínico se apagó. Dhixa colocó su nueva adquisición en posición horizontal, se montó encima y lo activó. La conciencia de Kadick viajó durante cuatro minutos por cables de fibra óptica, descendiendo los 130 pisos que lo separaban de la superficie. Un cuerpo similar al suyo, pero de aluminio, lo espera abajo en otra neurobutaca. Kadick presiona un botón, y la silla se cierra por encima de él con un acrílico transparente. En el suelo se abre un agujero para que siga bajando unos 300 pisos más.
Kadick viajó a lo más profundo de la ciudad, en la búsqueda de un carne con tripas real, y no el muñeco mecánico enviado por los del Consejo. La vida de ahí no se parecía a lo que estaban acostumbrados. Todo oscuro y sin electricidad. No habrán de acoplarse por aquí, pensó mientras activaba las luces de sus ópticas para ver donde pisaba. Los caminos estrechos acumulaban agua estancada y pantanosa. El olor era nauseabundo e insoportable. Continuó avanzando y su indicador de memoria comenzó a saturarse; ya no le importaba correr riesgos, cuando el riesgo mayor significaba perderlo todo. Kadick divisó entre las sombras la silueta de un ser encorvado de no más de 1,6 metros, se acercó lentamente lo tomó del hombro y exclamó:
-Heyyy, ¿qué sos? Busco un hombre, un carne con tripas para llevar a  la superficie.  La fisonomía giró la cabeza y balbuceó unos sonidos roncos. Horribles costras cubrían su piel verrugosa. Tenía islas de pelos largos y canosos en la cabeza y axilas. Un insecto entraba y salía de su boca sin que pareciera importarle. Sus ojos vidriados parecían reflejar puro vacío. Lanzó otro gimoteo desagradable y siguió su camino. Ya no queda ningún rastro de humanidad por aquí. Vine hasta acá para nada. Su voltaje se fue debilitando, sus circuitos comenzaron a fallar y se apagó lentamente. Mucho más arriba, Dhixa ultimaba 553 veces seguidas gracias a su juguete, sin hacer caso a las advertencias de las holopantallas, y antes de que lograran detenerla hizo sobrecargar todos los conductos líbidoenergéticos anexados al servidor, provocando su destrucción y la de todo lo que estuviera conectado a él.


Por Libertinx@ Prx@udhx@n
libertinoproudhon.blogspot.com
Todo Piola 14
Ilustró: Gastón del Porto

Necrofradía

Necesito decir, sin exagerar, que tu muerte, injusta e inexplicable muerte,  nos salvó. A pesar de todo lo horrible y de que nada podrá jamás compensar lo sucedido ni devolverte la vida, hay que admitir que el cambio que nació en nosotros se debió a eso mismo. Nos diste una causa por la que luchar y un sentido nuevo a nuestras vidas. Nunca más nos sentiremos solos mientras todas nuestras voces se unan en un único grito: ¡Justicia!
Todo comenzó esa noche cuando fuiste a bailar con tus amigos. Nadie esperaba que apareciera esa clase de gente justo ahí,  pero viste como está la cosa, aparecen hasta en la sopa. Vinieron como siempre de a varios, a buscar pelea, sólo para divertirse y robar algunas cosas. Esa fue la última vez que te vieron tus amigos.
Cuando le avisaron a tu mamá, salió desesperada a buscarte por todos lados. Empezó en los hospitales, luego llamó al comisario Vargas (viejo amigo de la familia) para que te rastree por las comisarías. Hasta que por último, esperando lo peor, fueron a recorrer las morgues de la ciudad. La cara estaba completamente desfigurada, pero tu mamá reconoció los  Levi’s que te habías puesto antes de salir.
Era una mezcla rara de dolor, bronca y mucho resentimiento. Ninguno de nosotros lo podía creer. No podíamos dormir sabiendo que vos no estabas, mientras ese negro de mierda seguía en la calle… y lo peor es que hay muchos como él.
La noticia de tu muerte rápidamente llegó a los medios. Tus fotos de la infancia con rostro sonriente, circularon en los programas de televisión y fueron tapa de diarios y revistas. La sociedad, conmovida por el llanto de  tus familiares y amigos, salió a pedir cárcel y muerte a  los culpables. En cuestión de horas, se convocaron distintas marchas “a favor de la vida” que avanzaron a fuerza de gritos y cacerolazos, o en eternos minutos de silencio. “Cadena de oración a las 21 horas” se anunciaba en radio y en redes sociales. Todos con velas y rosarios en mano asistieron a la multitudinaria misa que el Obispo de tu colegio organizó para que descanses en paz y, también, para reclamar por la pérdida de valores morales y cristianos.
Aunque nunca dejó de estar presente la angustia, era hermoso verse reflejado en el de al lado. Identificarse con su odio, con la misma necesidad de revancha. Es muy difícil de poner en palabras lo que sentimos cuando hacemos las pancartas o banderas juntos, cuando marchamos con velas, cuando cantamos, nos abrazamos, exigimos y rezamos por vos y por todos los chicos como vos, de familia bien, con estudios, educados, que no se merecen que les pase lo que te pasó a vos. En esos momentos, es como si fuéramos uno solo. Sabemos que no podemos aflojar, que hay que seguir combatiendo esta inseguridad maldita. Por más que Vargas ya haya ajusticiado al que te disparó y antes le haya hecho algunas “cositas” que se merecía, que aprendió en épocas mejores, tenemos que seguir hasta que no quede ni un pibe chorro, que haya leyes más duras, más policías en las calles que puedan trabajar tranquilos, sin que molesten esos ridículos que hablan de derechos humanos. Logramos muchísimo y cada día somos más,  pero todavía hay mucho por hacer y si no estamos así de unidos, no vamos a poder.
Al principio nos alegró mucho enterarnos que había sido un error, que era otro pibe con ropa parecida al que confundió tu mamá en la morgue. A cualquiera le podría pasar equivocarse con otro que tuviera la cara destrozada de un tiro. Pero decidimos mantenerlo en secreto para no boicotear lo que habíamos conseguido gracias a vos. Cuando nos enteramos que estabas internado inconsciente, moviendo algunas influencias, logramos traerte antes de que nadie te reconociera. Ahora seguro entendés por qué no queda otra opción, hijo.
El joven abrió todavía más grandes sus ojos, hizo fuerza con sus manos y sus pies, pero no pudo aflojar las cuerdas ni un poco. Pareció gritar tras la cinta de embalar. Mientras Vargas le pasaba la 9 reglamentaria con silenciador al padre, quien la tomó con total serenidad. La mamá lo miraba con ojos llorosos, pero de orgullo, y  Pablo, su mejor amigo, le hizo un gesto de resignación primero y de aliento después. La tía apretaba fuerte a su prima con una de sus manos gordas y con la otra sostenía una estampita, mientras balbuceaba una oración. Los demás se unieron al murmullo. Papá lo besó en la frente y luego apoyó ahí mismo el arma, y gatilló.


Libertinx@ Prx@udhx@n




Miedo en serio
Por Libertino Proudhon
 ¿Todo Piola? 13
Ilustración Lorena Rubinetti.


I.
PIRIPI PIPI… En un tiempo imposible paso de recostado a incorporado, gritando al revés, metiendo una bocanada inmensa de aire por la boca, todavía sin procesar lo que me resorteó en cámara rápida. Sigo sintiendo sin entender, sin saber dónde estoy ni quién soy. Por lo mojado que están mi cuerpo y las  telas que lo envuelven podría estar flotando en una pileta, o en un río, pero no. Esa antimúsica la conozco demasiado, la odio. No la escucho con los oídos, la escucho con todo mi puto cuerpo. Principalmente con el pecho. Empuja y presiona para hacerse horrible cosquilleo estallando y pinchándome atrás de las rodillas y en la nuca. Asoma un patético intento de vigilia vigilante. Estiro el brazo y agarro el celular para apagar la tortura y arrancar con la rutina. Hay algo raro, no está sonando ni está iluminando hasta que lo toco y, ahí sí, lastima mis ojos que por reflejo se entrecierran y tardan en acomodarse hasta que una abertura finita entre párpado y párpado ve que son las 3 y 48 de la madrugada. No pudo haber sonado. Y sin embargo lo sentí, lo viví. Estoy muy mal. Tengo que… RI PIIIIPI… Mi brazo se extiende en menos de un segundo y apaga el ruido penetrante. Esta vez sí sonó. Estoy muy débil, fantasmeo hasta la calle. Algo me viene pasando y es cada vez peor. Siento a alguien muy cerca, bastante antes de verlo de reojo. ¡La puta madre, está todo tan oscuro! No hay nadie en la parada, nadie en ningún lado. Salvo el tipo que me sigue. Me doy vuelta tratando (al pedo) que no se note mi cara. Algo me toca la cabeza y casi me explota el corazón. No puedo parar de jadear incluso bastante después de sacarme la hoja de árbol que me había caído en el pelo. Vuelvo al acechador sabiendo que se burla por dentro y me alegro de ver venir el bondi. Una vez que subo la sombra se disipa, ahora veo su rostro a plena luz y pierde mágicamente toda tenebrosidad. Por la ventana veo un grupo de pibes. Uno, sentado en la vereda, estrella de golpe su celular contra el piso y se agarra la cabeza. El bondi frena y me mira asesino. Esa cara. No puede ser… que arranque, que arranque. Quiero levantarme y cambiarme de lugar pero mis extremidades están exclusivamente dedicadas a temblar. Arrancamos y algo inhumanamente blanco me asusta. Resulta ser mi reflejo en la ventana. Mis palpitaciones poguean al ritmo del heavy metal más áspero. En las axilas siento un pegote desagradable. Me bajo y camino, mirando cada tanto para atrás. Freno y me peino, usando una ventana de espejo. Saco el desodorante de la mochila, aprovechando que la calle está vacía. Cuando vuelvo a mirar el vidrio por poco me muero. Retomo la caminata que ya es un trote y de ser necesario se hará pique. Ahora pienso que, a pesar de aparentarlo, tal vez no fuera tan peligroso, porque ambos gritamos a la vez. Pero ese pelo todo revuelto, deambulando de acá para allá, escarbando enfermizo unas fotocopias, balbuceando sólo y agarrando un marcador casi tan amarillo como sus dientes. Y algo más, algo en su cara. Por suerte ya estoy llegando. ¡La puta que lo parió! Algo me roza el hombro… PIRI PIPIPI

II.
Avalancha de oxígeno sobre mis fosas nasales, sincronía total con la apertura de mis ojos; un reconocimiento nervioso del lugar que me cubre al levantarme, bajo a la realidad y recién ahí es cuando doy el primer trago de saliva conciente. Activo el día revisando el celular. Una varieté de mensajitos me recuerda al entorno y sus demandas: “Hola hijo ¿te acordás que tenés madre?”; “¿Vamos a vender la revista al sarmiento?”; “La verdad que esto de amor libre no lo entiendo ¿venís a casa hoy?”; “¿Me seguís amando?”; “¿no te intereso más?”; “¿no contestás? hijo de puta”, “tres llamadas perdidas”; “Cabeza estamos con los pibes descogotando unas frescas en la plaza, vení”. Me tildo, amago reaccionar, vuelvo a releer sin entender casi un todo, encaro al baño entregándome al relax del meo mañanero y ahí mismo una extraña energía como teniendo a alguien parado detrás de mí y sin distancia. Giro muy despacito y veo una nota pegada en el espejo del botiquín que dice: “que sea la última vez que no me contestás los mensajes, me fui a comprar un regalito para mi hermana, te amo aunque me hagas enojar”. Escucho ruidos, me persigo sin saber por qué, me acerco a la ventana y me rescato que es el enfermito de mi vecino que mueve las cosas de lugar todo el tiempo, es un estallo de risa. Siempre que fumo me cuelgo a mirarlo: camina todo el tiempo y toma tantos energizantes que tiene la boca re podrida. ¿Uyy, me vió? El enfermo le metió un re-roscazo a la pared. Estos maniáticos no sabes si son violines o asesinos.
Se acerca la noche, la luna se planta como sacando la ficha. Empiezo a rondar por el barrio hasta encontrar alguien que intente desmantelar mi hipótesis de supervivencia. Encuentro a los pibes, suena el corcho como tiro de largada, comienzo a rebobinar, explotando la agenda de prioridades, guachadas, posibles jodas y… suena el telefonito. Dejo de respirar, mi cuerpo se enfría, los oídos se achican y en mi panza como un cuchillo clavado. Pido la botella y reviso el celular: “¿Dónde estás amor, cuando vas a hacer un lugar para mí?”. En un instante hago mierda el celular contra el piso, me siento en la vereda sosteniendo mi frente y le codifico mi pensar a los pibes diciendo: “la mochila del compromiso no la quiero sostener más”. Justo frena un bondi y un pelotudo se me queda mirando. Como anillo al dedo, me paro, los pibes se rescatan y me dicen “ya estás grande para terminar en cana por un pelotudo”. Rebobino, la cara de ese gil… Nah, flashié. El bondi arrancó. Zafé.

III.
De la mesita a la cama, de ahí al sillón. Se complica bastante con los resortes asomando. Miro otra vez el reloj-pared sin registrar la hora. Camino rápido rumbo a otro café en la última taza que me queda limpia. Lo bato fuerte porque me gusta con mucha espuma.  “No llego, no llego, no sé nada”, me repito en voz alta. Entro en pánico y le pego una piña a la pared. Me parece que alguien me está espiando. Lo que me faltaba. Tienen que ser los nervios. Me quedan sólo un par de horas. Voy a aguantar si tomo algunas pastillas más, mezcladas con bebida energizante para estar concentrado. Respiro aliviado, todavía tengo las dos latas que compré en el chino. No duermo bien hace semanas y mi limpieza no es la mejor. Necesito despejarme. Me refresco la cara y  en el espejo del baño sólo veo que las ojeras de a poco ganaron espacio y mis dientes están cada vez más amarillentos. “Tengo que aflojar con el café”, balbuceo. Cuando esto pase sacaré turno con el dentista que me dijo hace dos años: “volvé en seis meses”. ¿Ya pasó una hora? Otra vez miro el reloj y son las tres de la mañana. Me suenan las tripas como nunca. Del estómago viene un ruido líquido feísimo. Prendo un pucho para relajarme de esas voces que me comen la cabeza y suena el celular por quinta vez en la noche, ya le dije a Julieta que no rompa las bolas. Pero no, es un mensaje de Pablo, mi mejor amigo: “suerte para mañana, un abrazo loco”. ¡No! ¡No! ¡Suerte no me digas! Todo bien, pero si me decís suerte seguro me va para el carajo. ¿Y qué le voy a decir a mi vieja? Igual no sabe qué mierda estudio, pero necesita comentar mi título entre sus amigas. ¿Y en el laburo? Ya me pedí el día, de nuevo tuve que ensayar cómo lo iba a decir y en qué momento. El gordo me hizo cortar clavos hasta el último minuto y me tiró con esa mueca forra: “mínimo un ocho pibe, je”. ¿Y si me va mal?  No, ya fue, no me presento. Piernas que se paralizan, manos que transpiran y palabras que se amontonan en el tartamudeo. Seis de la mañana y el cuerpo me pesa, los ojos me piden descanso. Tengo dos horas. Apoyo la cabeza en la almohada ilusionado con algo parecido a un descanso. Me presento, no me presento… A los pocos minutos, me vuelvo a levantar. Voy-vengo de un lado al otro de la casa intercambiando apuntes sin decidirme a leer ninguno. Aparece como un fantasma, en la calle, un tipo que veo por la ventana, tan extraño y pálido, que no pude evitar gritar. Mi corazón estuvo muy cerca de salirse por la boca y casi me meo. Sentí, además, que una escarcha helada me recorría la espalda. Con todo ese miedo, igual, hice algo muy raro: salí atrás suyo. Cuando estaba a punto de tocarle el hombro, me di cuenta que era una locura. Tienen que ser los nervios. Esa cara… corrí de vuelta a mi casa. “¡No puede ser!”, me convenzo, me miento, “no tenía mi cara, su cara no era mi cara”. Después de varios litros de café y de energizante, tuve que admitir que no me iba a concentrar nunca más. No me presento…sí me presento…








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¿Adentro o afuera?
¿Todo Piola? 12

“Muecas de concreto y cultura del rechazo;
Mejor ignoremos el ¿Por qué?
Justo en el medio el ejemplo desencajante;
Castigando con olvido al que no cubra su posición.
Cuando la escuela no te halla, esta la sombría opción,
Donde entras sin importar las fallas y no es necesario ser goleador…
Varios años colgado en las ventanas para terminar de entender,
Que los DUEÑOS de la pelota, ni siquiera te quieren ver.”

Salimos de la escuela con un par de compañeros y agarramos Nogoyá como siempre para no perdernos el ritual de hablar a los gritos con los presos. No sabemos por qué pero nos encanta. No la podíamos creer, justo hubo bardo y vinieron los medios, buenísimo. Nos paramos adelante de las cámaras con caras de cumpleañosfelices. Toda la noche había flasheado con los efectos especiales de los helicópteros y los golpes a los barrotes como fondo para mi sueño. De ahí encaramos para Lama, nos metimos en la parte que están construyendo; parecita-baldío de por medio nos tiramos piedras dos contra dos. Uno la juega de sacadito revoleando un tubo de luz. El más ágil se va trepando por las tribunas hasta llegar a la terraza del cuidador que sale re caliente y para cuando llegamos los demás a ver que onda ya estaban también los hijos y entre todos nos sacan a patadas en el culo, acusándonos de robarles la ropa de la soga. Volvemos por Desaguadero mientras esas palomas raras sin pico ni alas nos sobrevuelan llevando y trayendo mensajes y regalos entre presos y parientes. Uno de los pibes, re colgado mirando la escena dice que los presos parecen flores asomadas buscando sol y el grito familiar para no marchitarse, nos cagamos de risa y lo descansamos de lo lindo. Otros que se gritan con los presos cuando hay partido son los hinchas del “carcelero”, pero no de buena onda sino puteadas y cargadas de un lado y del otro. Nos damos cuenta contentos que sigue la tele. Están entrevistando una mina que vive enfrente que como siempre se quejan de lo mismo: la mugre, los pañales tirados, el meo en SU vereda, de las ratas, de que se siente vigilada por los presos, que los presos son ellos los que viven cerca y que sus casas valen más baratas por culpa de la cárcel que hace mil años les prometieron que van a sacar. No dice nada de que les cobran a las visitas por ir al baño del penal ni parece estar en contra de que haya ratas mientras se queden adentro. Seguimos por Bermúdez y las doñas que hacen la cola se me hacen mucho más parecidas a mi vieja que las que se quejan de ellas por TV. Me viene a la cabeza el  día que estaba en la plaza Terán jugando y pasó una vieja caminando sola, gritando y repitiendo: “Para entrar de visita a la cárcel te revisan la concha”. No me la olvido más, son esas cosas que te marcan, como el motín del ´96, cuando había tanquetas en las calles y francotiradores en las terrazas y barricadas para contener los refuerzos de familiares que llegaban para apoyar. Un amigo me rescata del cuelgue con un empujón que por poco me tira al piso. Seguimos caminando por el medio de los pasajes y solo nos subimos a las veredas para agarrar cada tanto una mandarina. Pasamos por el shoping que antes era una fábrica abandonada en la que hacíamos expediciones de mas pendejos. Mientras seguimos caminando vemos un par de torres de esas que está prohibido construir. Después de jugar un buen rato a la pelota en la calle sin que pase ningún auto cortamambo, enfilamos para el otro Devoto, el R. Nadie sabe donde empieza uno y termina el otro pero a la vez nadie duda en cual de los dos está. Careta y aburrido, con mirtas legranes tomando té y una plaza con pibes comiendo pachos con salsas especiales. Fuera de eso no hay vida. Solo mansiones zarpadas que parecen deshabitadas. Una de las cosas que nos gustaba ir a hacer ahí era tocarle timbre a la casa del Diego para romperle las bolas. En ninguno de los devotos se dice entero el nombre del barrio (Villa Devoto) y los sin R se ilusionan con ascender de categoría, ahora que parece que lograron sacar la cárcel. Para eso van más lejos y exigen que ahí se haga una plaza para que no se convierta en lo que nadie nombra. Mientras las plazas ya cambiaron bocha, con mas cemento que pasto, camaritas, garitas y rejas.  Se me cruzan giladas como si le seguirán diciendo carcelero a Lamadrid o si ahora voy a zafar del chiste boludo de siempre cuando diga que vivo en devoto y me preguntan ¿de adentro o de afuera?








Todo Piola? 11

Con Resto


La familia está todo lo reunida que puede. Espera ansiosa que se haga la hora de ir a buscar a Libertino, en su primera salida de la granja a la que lo mandaron por encontrarle faso. Es un día tan importante que ni la tía lo deja pasar; jugó la fecha en cinco loterías distintas y está bien segura de ganar. Tanto como todas las veces anteriores que perdió por tan poco (a veces por un número, otras le salió invertido-13 en lugar de 31- o no jugó pero justo salió el número que sigue siempre). Es también la primera en opinar: -“La culpa la tiene Naranjú; nunca me gustó ese tipo. Le vive llenando la cabeza, con libros raros y andá a saber que más. ¿Me podes decir que hace? Porque laburar no labura
“Lo importante es que hoy sale el nene, Mirta, y tenemos que ayudarlo para que no vuelva a caer en eso”, dice la mamá mientras parte a la mitad una pastilla de ketamina y agrega uno de los pedacitos a la palma de su mano para hacerles compañía al cuarto de clonazepam y al de rivotril. Para bajarlas le pide al hermano de Libertino que le pase la “gaseosa “y el pibe la corrige: -“¡La Coca querrás decir!, el día que compren otra marca ya saben que me voy”.  El viejo de Libertino, desde el sillón, salta como siempre con algo que no tiene que ver con nada:-“Me pregunto si el trago Destornillador servirá para sacarle los tornillos a las naranjas mecánicas. Una vez escuché que la coca puede desajustar los tornillos de las vías. Imaginate lo mierda que te hace tomar eso…”
-Dejá de decir boludeces y cambiá que tengo que ver si me salvo. Y no me mirés con esa cara de ojete fruncido que desde que te jubilaste mirás la tele desde las siete de la mañana hasta las doce de la noche. Te levantas solamente para agarrar otra botella de whisky, atacó Mirta.
 La mamá de Libertino no da bola a la discusión y piensa en voz alta: -“¡Pero si lo mandamos al mejor colegio religioso de la zona!, ¿Cómo puede ser? Lo bautizamos, hizo la comunión y acá se habla de Dios todo el tiempo. La verdad que te juro que no entiendo…”. Pasa un rato y parece aterrizar. La mira a la tía de Libertino y le pregunta:
Sra Libertino:- ¿Y tu nena, no me dijiste que venía?
Tía:-se fue al Shopping con el novio.
Sra L:-¿Otra vez? Ya no tienen ni lugar en la casa de tantas estupideces que compran.
Tía:- No seas envidiosa, ¿querés?
La hermana menor de Libertino baja sin querer la vista de su Facebook y ve la hora en la compu:- “che, ¿no era a las tres?, son las cinco y cuarto”.
Cuando llaman les explican que por el buen comportamiento que venía teniendo le dieron el beneficio de poder ser retirado por cualquier persona mayor de edad. De la descripción del “sujeto responsable” llama la atención que no dejaba de morder un hielo con colorante naranja, envuelto en plástico transparente. Libertino no volvió a su casa ni a la granja. Su familia tampoco lo buscó. Dicen que consume cuando le pinta pero lo que no puede parar de hacer es escribir.


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Anar-crónico
Todo Piola? 10


Faro al rojo vivo. Una senda a veces respetada
marcando una escena social de la actualidad…
Familias “bien” rellenan el súper auto,
jóvenes acelerando el consuelo de la culpa paternal.
Esquivan los ojos del maluco que ofrece esferas de arte
malabaresco, enseñando su coartada sentimental.
Ellos subiendo ventanillas, ignorando al desvergonzado
o al grito patriarcal de ¡anda a trabajar!
Los opacan desde la senda peatonal las familias a pie,
entre risas y aplausos, junto al Renault 6 del fondo,
que con sus siete integrantes esperan al maluco saludar.
Olvidándose del reloj y del policía de tránsito que no los deja de apuntar
así la humildad se pacta en miradas subrayadas de sonrisas…


¿Cómo hago si mi panic-attack es por la seguridad?

Todo comenzó con una acidez instantánea al escuchar el mensaje funcional de los que lloran a la inseguridad condenando la pobreza desde el country, puerta de bancos, financieras, joyerías, estudio de TV, etc. y nosotros escuchándolos en son de culpa, por ahí en el único rato que tenemos de sentarnos a rebobinar el día por la falta de guita, ausencia familiar, explotación en el laburo, el viaje, destapando la cerveza, obvio,  que es la que creemos que nos hace dormir al toque sin dar dos vueltas en la cama y ellos por cadena nacional siguen alentando condenas, encierros, muertes, fuerzas de seguridad y el descarte de lo que les sirvió marginar sin hacerse cargo, pero sí exigen respuestas como sea.
 Sudor, mala respiración, mareos, taquicardia, dolor en el pecho, miedo, angustia y final de llanto son los síntomas que me hicieron llegar al consultorio del licenciado Aníbal Garre los miércoles a las 20hs. Que en medio de títulos bien colgados y pañuelos descartables me recibía. La “puñalada psicológica” comenzaba al repreguntarme que fue lo malo que hice, teniendo casi la misma edad que el licenciado y mi único cuadro es un certificado de buen hincha de racing club. Las entrevistas eran casi iguales, un silencio profundo (esos que los buchones no resisten) y la pregunta “¿Cómo estás?” yo rompía mi rechazo de a poco hasta que me largaba con todo y ahí siempre era cuando se cumplía la media hora, él cerraba la sesión y me cobraba. Las primeras tres sesiones fueron de presentación y luego desembocamos a lo que me llevo a estar ahí sentado.

Yo:- ¿Cómo no voy a estar mal viendo al jefe de la policía con su lenguetazo de vaca ganando terreno en la calle, respondiéndole a los de guita (sus empleadores) o a un corredor de “lancha” desde Israel lanzando un plan de cámaras en los barrios al estilo Gran Hermano?

Lic:- Pero Libertino, ellos están ahí para llevar de la mejor manera a la sociedad, son profesionales y saben bien su trabajo, ahora ¿vos como estás con tu trabajo?

Yo:- y mirá, si hay algo positivo de esta angustia es que estoy escribiendo mucho, me obliga a militar todo el día y me conecta conmigo mismo.

Lic:- Te hablo del trabajo en serio, no un pasatiempo.

Yo:- Y… estoy complicado ahí, ya que estoy en juicio con uno por hacerme trampa en el contrato y en otros no duro nada…

Lic:- hablame de tus padres.

Yo:- …bastante que tengo que trabajar de algo que no me gusta como para bancar a un patrón… ¿mis padres?

Lic:- Sí, tus padres, ¿como los definirías en ese rol?

Yo:- bien, ahh puede ser que venga de ahí, toda la vida los dos laburaron más de doce horas diarias y entre alquiler y gastos nunca pudieron decir que no al patrón.

Lic:- A ver si nos entendemos, la cosa no es cuestionar todo. Imaginate que todos hagan lo mismo, también hay que negociar con la vida que a uno le toca y hacerse cargo.

Yo:- ¿Hacerme cargo? Le estoy contando que apenas escucho mentiras las contrasto con la realidad y siento que me muero en vida.

Lic:- Mirá Libertino si es pánico te voy a tener que derivar ya que el tratamiento es con prescripción de psicofármacos.

Yo:- ¿pastillas?

Lic:- Y… me estas asustando, hablas como fabulando, ya sos grande y me venís con que hay una conspiración contra una clase social para dominarla.

Yo:- Pero no es algo que invento, estamos todo el tiempo escuchando condenas sociales que pareciera que funcionan. Hay gente que se cree culpable y se dejan que les pidan documentos para entrar a un shoping, permiten que los apunten para entrar a capital, en maltratos de autoridad ni activan para que no pase más, dejan que burlen su cultura y sin ir mas los que compran el verso político de mano dura contra su mismo barrio.

Lic:- Muy lindo tu romanticismo pero ¿Qué es lo que querés escuchar? O mejor dicho ¿querés que te mienta? - silencio- La cosa esta horrible y los que no tenemos respuesta somos nosotros. Sí, los que pagamos impuestos, los que nos rompemos el lomo trabajando para que este país crezca y en lo que va del año solo se les dio a los que vos decís que están manipulando, planes de vivienda, la sanata universal por hijo, remedios gratis, títulos a lo que okupan extranjeros y ahora notebooks para que los padres las vendan.

Yo:-¿Uds. se rompen el lomo? No me haga reír… ¿se queja del asistensialismo? No me quiero imaginar si un día cambian las cosas en serio

Lic:- Mirá libertino yo así no quiero seguir, odio la política y no esta bueno que en un análisis se mezclen las cosas y eso que vengo de familia peronista…

Y despertó el monstruo nomás, las cosas que salieron de adentro mío son intranscribibles, él actuó con total impunidad pensando que iba a tener una respuesta mansa. Lo que sé, es que salí completamente relajado con mis ganas de cambio justificadas, teniendo una respuesta instantánea del barrio, los pibes jugando a la bocha en la cuadra con madres sentadas en la vereda, adolescentes en grupitos cagándose de risa, música fuerte, puertas sin llave, olorcito a comida esperando a los cansados.

Cualquier parecido con la realidad es puta coincidencia.

Libertino Proudhon.
http://libertinoproudhon.blogspot.com/





Sangrar lo ensangrentado.
Un sentido de lo no sentido.
¿Todo Piola? 9

“por que tenemos aguante, aguante de verdad, al que se ponga adelante los vamos a matar”

No tengo otra manera de describir al fútbol mas que como el mejor sube y baja de emociones, que yendo a la cancha multiplica el efecto. Desde el viaje hasta el grito-llanto de una jugada, acompañada del inexplicable efecto del alambrado con sus alambres trenzados con púas en su extremo; todo es delirio y condena. Aunque no todo lo que esta mas allá del alambrado es desmesura, al lado tuyo en la tribuna hay una movida aparte. Entran los pibes de la cabeza con banderas, bengalas y bombos que te dejan saltando de espaldas al juego con toda tu  ira semanal siendo totalmente identificada con las rimas de la barra. Pero en cuanto bajás empezás a ver mas allá de los trapos, ves al que habla por handie todo el partido , al que habla con la yuta como amigo de toda la vida y al que dirige a los “aspirantes a barras” para descolgar los trapos, comprar gaseosas y otras cosas. Cada barra con sus mitos de combates y mala fama como currículum de superpoderes en el club. ¿Pero solo en el club? Cuando revolvés un poco en la mayoría de los pibes que paran ahí empezás a ver a los poliladron (amigos de la yuta), los que están con el partido político barrial, los que trabajan en la muni o cargo en el gobierno, comerciantes de refugios diarios, los fisura, los limados y hasta los que tienen sponsors.
Mas de una vez compartí mesa con los pibes de un club grande de capital y les digo que vuelan cifras, nombres de comisarios, diputados y otros funcionarios que avalan sus laburos y además conviven en armonía varios  partidos políticos grandes (en la capi abundan los pro-barra) que políticamente son archirivales pero en ningún momento escuché a los pibes discutir de política, es más, halagaban las malas políticas por la torta que les tocaba, por mas sucio que sea. En más de un momento de romanticismo saqué el debate político de lo indignado por lo que escuchaba y con mirada de soprano me dieron a entender que de política actual no entendía nada (ni quiero). Este cachetazo político me terminó de despabilar para ver una parte de la gigantesca tropa- elite- mercenaria, con la que muchos tienen que tranzar o apadrinar para un mejor estar en el “campo político” y otros defenderse de ellos. No se si el fútbol se politiza o la política se futboliza, pero esas cosas se repiten por todas partes. Vamos a seguir caminando con las manos mientras las patotas de los sindicatos aprieten a los laburantes y no a los empresarios. Se entiende que hablo del sindicato-mafia y no de los del principio (y de los principios), que siguen resistiendo hasta hoy con todos los huevos. Eso es aguante y no hacer lo que te dice el hijo de puta que te toque en la cadena de mando porque te sirve para tu negocio. En muchos casos pareciera que por más inexplicable que sea la pasión o por más incontrolable que sea el sentimiento, la fría máquina gigante de sacar ventaja cagando al otro se acciona sin ninguna historia. No vamos a ser tan necios de caer en la condena al “barra brava”, como si el cuentito  terminara ahí y no ver el fogoneo de raíz. De esta forma de hacer política, como la que sufrieron los de Soldati y Ferreyra, entre tantos otros, no queda afuera ninguna bandera. Es la herramienta más aceitada: sangrar lo ensangrentado.






Se me lengua la traba

 Todo Piola? 8

"Refugiado y mal herido solo me hallo, escuchando y sintiendo el manoseo del cogotudo, que solo por hundir para alzarse discrimina y tiraniza a los que según ellos son  “pobres”. "No te comas las eses bestia" le dicen al empleado, "¡qué negro cabeza!" mirando el noti tv, a carcajadas manyando la nerca de etiqueta y contando los bocados que el de al lado va a comer.
Dicen “gente” pa’ no mezclarse y al baño le llaman toalet, ignorando que las reliquias que adornan la casona fueron echas por la sed de ser. De pueblos sin cultura, que según el ñato olfato, solo han de obedecer.
 Digiriendo sus palazos me puse a retroceder, me hablan desde la Real Academia Española, entonces hablemos de coger y ni hablar del “idioma universal" que te enseña a ser cortés - aunque pa’ mi las Lenguas Vivas no hablan el inglés - y a tratar al turista como buen tercermundista con carita de uelcom imaginando su american espres".

Es preciso masticar las palabras y escupírselas en la jeta a quien se plante como el portavoz del biendecir; ¿biendecir o maldecir?¿Quiénes dicen mal? ¿Quiénes están malditos? Dime como hablas y te diré de donde vienes. La lengua reina naturalmente en los dominios del buen gusto porque sólo los paladares exquisitos de muy pocos saben de manjares y por eso declaro con total franqueza y sin pelos en la lengua que lo que acabo de afirmar sabe a mierda.
El malhablado siempre fue representado con personajes de “sin guita”, y acá nos encontramos con dos realidades, una es que todo lo  blanco, puro, lindo, correcto y oficial es apadrinado y fundamentado por la guita y, la otra es la fuerza y presencia de lo popular, que con el prejuicio de largos años, su lengua es usada por la clase que lo condenaba.
Pensemos en las puteadas que son  usadas por catarsis de toda clase, o la misma jerga carcelaria como entra a lo cotidiano, ni hablar con “el idioma de los hampones” que los diarios nombraron como lunfardo, y con un toque de “2x4” es hasta un orgullo nacional, y que decir más que bajonearme si hablamos de los “indios” y la llegada de los menos que marcaron con la cruz las lenguas autóctonas.
Y acá la tercer realidad que es la  más difícil de entender,  tragar y llevar adentro: lo populoso, lo malhablado, lo sin guita y lo negro son la mayoría.  Juzgada y tutoriada por una minoría que tiembla sola y ambiciosa sosteniendo sus bolsillos tan enceguecida que no duda en matar o someter todo aquello que amenace a mirar su fortuna.

Esquivando como podemos para que sus facazos de dedos índices no nos lleguen a órganos vitales, cintureando y midiendo  para poder contraatacar, que algunas veces en mí se transforma en realidad al darme cuenta que su  única misión es humillar. Es ahí cuando ese cosquilleo que me hace apasionar  no merece encontrar palabras y ya no drena al gritar, se va hasta los extremos y se va todo a cagar, dándole la razón que soy un animal que a pesar de que lo lastime mi cuerpo se pone a temblar.

Libertino Proudhon.
Libertinoproudhon.blogspot.com






Por una lumbalgia de un noble potrillo.
Todo Piola? 7

“Respiro profundo, doy un paso,
 Aprieto los puños, doy otro paso.
Me siento y  no respiro
Y poco a poco largo.
Miro a un compañero y le digo:
Me jodi la espalda carajo, “


 Pasaron como cinco minutos de oír mi espalda quebrar, cuando comenzó el viejo juego de la papa caliente entre la A.R.T (Aseguradora de Riesgos de Trabajo) y  mi empleador, con un intermediario de lujo: el encargado de turno del local donde trabajo. Los llamados siguieron y la papa (o sea yo) sentada como podía escuchando los cañones de ambas partes. La primera resolución fue que vaya viajando (bondi, tren y subte en hora pico) por lo que, en un instante, pasé a ser un empleado rebelde y odiado al decir que no podía por el dolor. La segunda resolución fue que vaya en un remís si la Art. lo reintegraba, que fue lo que hice. Al llegar apenas a la entrada, me encuentro con un seguridad con cara de malo y buen ciudadano que  me dice: -“Tomá el número y mirá el plasma que va  a salir” cuanto miré el famoso plasma ya estaba mi número. Al darme vuelta sin entender mucho, me di cuenta de que el que me tenía que llamar era el de corbata que estaba al lado del seguridad, quien vio toda la secuencia  y tranquilamente pudo haberme atendido de una, (empecé a sospechar donde me estaba metiendo). Entonces me dijo una frase muy común para los que sufren del síndrome de la burocracia: “cruzas la puerta y al final del pasillo te llaman”. En cuanto atravesé dicha  puerta y avanzaba paso a paso, el pasillo iba cambiando  automáticamente la atmósfera; al punto que me vi parte de una realidad silenciada pero conocida por  todos. Trabajadores de todo tipo de rubros y lesiones desbordábamos una sala cuyo centro era un cuadro tan simple como repugnante con la leyenda “si te cuidas en la vida, ¿por que no lo haces en el trabajo?; al cuadro lo acompañaba un parlante que emitía números y apellidos. Eran  quince salas, cada una con su profesional correspondiente. Cada vez que sonaba una terrible musiquita teníamos que escuchar atentos para no  perder el turno.  Entre murmullos, entradas y salidas de consultorios, era un cruce continuo de rengos, enyesados y cortados. Al llegar mi turno y luego de la búsqueda de la sala, me encuentro con una profesional que empieza a interrogarme sobre lo sucedido sin mirar mas que su  computadora, a tal punto que sospeché que se estaba mandando un partidazo de solitario. Cuando termina me dice:- Volvé a la sala de espera que te van a llamar por el parlante para hacerte una placa. Después de hacerme la placa, vuelvo a esperar ser llamado, parlante de por medio, por el traumatólogo. Éste me comenta la placa de mi columna y me dice que vuelva a la “sala parlante” porque esta vez me llamarían de enfermería y saqué un turno para volver a la indeseable  A.R.T. en 48hs. Llega la hora de pasar a enfermería donde me reciben con la mala noticia de que me van a tener que dar un inyectable en “la nalga” (sigo sosteniendo que no es que me sanó la espalda sino que me quedó doliendo el culo tanto que me olvidé de la espalda).
 Con esta vivencia de un solo día en la ART saqué dos fuertes  conclusiones (Considerando que estuve de 14:30 a 19:30 en dicha Art.):
1.    Tanto la Art. como la mayoría de los empleadores  se olvidan del factor humano, me corrijo no se olvidan sino que  no les importa.
2.    Lo grande que es Charles Chaplin ya que, a pesar de su muerte, me reflejé a cada momento con “tiempos modernos”y eso que en su época no existía las aseguradoras de riesgos de trabajo…
   3. Lamentablemente voy a tener que dejar algo que me apasiona, que me divierte y hasta me arranca de la realidad desde que entro hasta que salgo, y eso que tengo elementos y protecciones nuevas. Es duro pensar este cambio, más todavía una vez que encontras un  lugar en el que te adaptas, con compañeros muy copados.
 Sí, los médicos me prohibieron seguir entrenando MMA (Artes Marciales Mixtas) mas conocido como “Vale Todo”,  ya que la lesión lumbar es bastante jodida. (Espero que nadie se haya imaginado que estaba hablando del trabajo, al que detesto por donde lo mire).

    (http://libertinoproudhon.blogspot.com)










A Seguro se lo llevaron preso

(publicado en revista ¿Todo Piola? nº 6)
“Lo fascinante de las prisiones es que, por una vez, el poder no se oculta ni enmascara, se muestra como tiranía en los más mínimos detalles”[1].
Me despierto de la peor manera. Una insistente, poderosa, pero vacía palabra me taladra el cráneo sin parar. Intentando matar lo que me hace vivir, resistir, pensar, amar, luchar. No puedo. Es fuerte, es la misma pero cambia: “inseguridad”, “miedo”, “violencia”, “justicia”. Palabras, mentiras con poder. Dan el empujón al que tambalea. Patean al caído. No confíes en nadie. Aislate. Cuidate. No opines, no discutas, no pienses. Solo repetí: “Inseguridad”. Tené miedo, mucho miedo. Y nunca dejes de pegarle al más débil. Aunque sea tu “pierna”.
¡Basta! Salgo a la calle. Lo primero que veo es un BMW, sobre su vidrio polarizado (obvio), impecable, una leyenda: “Todos miran el resultado pero nadie ve el sacrificio”. A su lado un caballo lleva una familia que sobrevive de lo que otros desechan. Me arrebata una ira que amenaza con llanto; me rescata y me lleva a preguntarme: ¿qué violencia es más fuerte que la desigualdad? ¿Olas de inseguridad por falta de educación? ¿Educar al pobre para que no se rebele y conviva con su pobreza? ¿Mantener el orden de “esto”? ¿Para quién y de quién es la “Justicia”? ¿Es Justo “guardar” a alguien? ¿Es castigo o venganza?
Cuando se mete en cana a alguien se supone que el objetivo es su futura reinserción en la sociedad y corregir su conducta. Pero todos sabemos que esto es mentira. Lo primero que habría que observar es que los presos ya estaban marginados antes de delinquir y que al salir se encuentran aún más excluidos que nunca, porque “afuera” hay cada vez menos chances para cualquiera y sobretodo para ellos. Las casualidades no existen y que las cárceles estén copadas por los más desprotegidos tiene una causa, o muchas. No es cuestión de tener “la verdad” o poder explicar todo, pero nos debemos a nosotros mismos el intento de pensar y de reaccionar. No comernos el primer hueso que nos tiran, al menos sin tratar de digerirlo. Si pensamos que el que sale de la cárcel, no mejora sus posibilidades de ser reinsertado (en realidad no se puede hablar de “re-insertar” a alguien que nunca formó parte), admitamos que lo que se busca es un castigo y una venganza. Se busca una represalia no sólo contra el que “mete caño”, sino contra el que corta una calle, reclamando por su trabajo, el que recibe asignación familiar, los que “desbordan” hospitales y colegios públicos; en definitiva contra los pobres. Y no es solamente una venganza, también y principalmente, es una forma más de mantener esas desigualdades sociales; de que todo siga igual, que nada cambie. Si se trata de volver siempre al máximo de la idiotez, con el tema de bajar la imputabilidad, es en ese mismo sentido, de mantener esta basura, con la sentencia cierta del no futuro. Y en lugar de facilitar herramientas para modificar esa situación de precariedad y marginación, meterlos presos; y cada vez más jóvenes. A un pibe que se sabe sin futuro no pueden importarle muchas cosas. Entonces, ¿los castigamos o les damos la posibilidad real de integrarse en un proyecto y sentirse parte de algo? Se suele decir que la solución es darles “cultura” y “educación”. Esto es cierto sólo en parte, ya que habría que reconocerles sus propios saberes y la existencia, no de una única cultura, de la que algunos tienen más o menos, sino de muchas culturas, la del poder y las culturas populares, siempre luchando la una con las otras, de manera desigual. Por el lado de la educación, también nos quedaríamos “cortos” con solamente pedir “más educación”, si entendemos la misma como una domesticación del pueblo. Hay que trabajar por una verdadera educación que nos lleve de una vez por todas a una liberación, comprometiéndonos de lleno en transformar en victoria nuestra condena.
“Es necesario desarrollar una pedagogía de la pregunta. Siempre estamos escuchando una pedagogía de la respuesta. Los profesores contestan a preguntas que los alumnos no han hecho (…) Mi visión de la alfabetización va más allá del ba, be, bi, bo, bu. Porque implica una comprensión crítica de la realidad social, política y económica en la que está el alfabetizado”[2].
Libertino Proudhon .



[1] Foucault, Michel, “Microfísica del poder”, Madrid, La piqueta, 1992.
[2] Freire, Paulo, “Pedagogía del oprimido”, Buenos Aires, Siglo XXI Editores, 1972.



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