Esto que dicen que irradia mi cuerpo de sangre se agrandó de un tamaño que no da explicar ya que el ritmo de latidos se multiplicó a una velocidad incontable, trasformando todo en algo muy bello..."ILUSIÓN", una ilusión que usa como puente la lucha y culmina en una explosión de lo dado, dando lugar a la victoria, dejando huellas que mas que huellas son cicatrices que llevaremos hasta el cese de este motor irradiante.
Mucho miedo tenía que el día en que deje de latir sea con un tono marchito de adiós y no a un ritmo de hasta siempre…
¿Todo piola? Es una revista dedicada al despertar ¿y que mejor que el golpe venga de lo que la verdadera miseria descartó?
Es un gran trabajo de mentes y plumas lindas que marcan una vanguardia popular y barrial que dice acá estamos, sin darle una gota de importancia al dogma de los ñatos que marca lo bueno y malo,
Esta hecha a pulmón, y al que le interesa manden mail (revistatodopiola@gmail.com), se adquiere a VOLUNTAD de lo que se pueda dar, sale en forma bimestral o avísenme a mi que busco la forma para alcanzarla.
Advierten que desde que Macri se afeitó el bigote está “medio zurdito” y un “tanto aputazado”.
Luego de que el actual jefe de gobierno se declarara “no tan en contra” del matrimonio entre personas del mismo sexo, muchos empiezan a sospechar que existe un repentino vuelco a la izquierda que no dudan en catalogar de traición. A pesar de que los argumentos utilizados por Macri suenen mas a resignación que a un apoyo comprometido, como el supuesto “profundo debate interno” que se autoinfligió o la aceptación de que “el mundo va en ese sentido” (marcha atrás), ya suman varias decenas de voces otrora proclamadoras del dirigente PRO que ahora se unen a sus enemigos políticos en el pedido de su destitución. “Yo me la veía venir (…) por más que tuvo grandes logros en materia represivo-fascista y muchos avances en la destrucción de lo poco público que quedaba, cuando lo vi imitando al homosexual de Freddy Mercury supe que esto terminaba mal”, dice Jorge Rafael Metraccetta, ex presidente del Macri fan `s Club.
Rodríguez Larreta alienta
el cambio de look en el PRO.
Expertos vaticinan que el próximo presidente será el bigote de Macri.
Si bien muchos ex seguidores de Mauricio Macri aseguran que no volverán a confiar en él dicen no tener inconvenientes en apoyar a su bigote en las próximas elecciones presidenciales. Por sorpresivo que pueda parecerle a mas de uno, el bigote de Macri aparece como cómodo ganador, superando ampliamente no sólo a su ex portador, sino a Duhalde, Scioli, Solanas, Menem, Carrió, Alfonsín (h), Cobos, De Narváez, Los K y todos los impresentables que buscan sentarse en el sillón de Rivadavia el año entrante. Todas las encuestas realizadas hasta el momento lo dan como claro ganador, aventajando a sus contrincantes por no menos del 57 %.
Hay varios documentales y teorías "conspirativas" sobre si el hombre llegó o no alguna vez a la Luna. Los planteos técnicos fueron supuestamente refutados, pero aun así persiste la duda y sigue habiendo gran cantidad de puntos oscuros, como por ejemplo ¿Cómo puede alguien que estuvo en la Luna no recordar si vió o no alguna estrella mas allá de si las mismas debieron o no salir en las fotos? o lo que es peor, este astronauta mucho tiempo despues se contradijo y casualmente recordó haberlas visto. Además, la NASA perdió los videos archivados??? que macana che! bueh, ya aparecerán...cuando menos los buscas, quien te dice... Lo más destacable sigue siendo, más allá de si logramos o no pisar terreno lunar, que de lo que no cabe ninguna duda es de la duda misma; es decir de la nula credibilidad que tienen los yankis, producto de su ardua campaña de desinformación, mentiras y manipulación que permanetemente llevan a cabo. Si hoy volvieran a intentar un proyecto semejante, lo primero que deberíamos suponer es que en la Luna hay petróleo y no que los selenitas tienen armas de destrucción masiva.
No llegamos 1
No llegamos 2
Sí llegamos
Saludame el amigo
La celebración del DÍA DEL AMIGO en una fecha que conmemora un hecho que como mínimo celebra la hegemonía estadounidense (mayor enemigo de la humanidad y la vida en general) y como máximo ni siquiera existió, resulta un tanto irónica. Por tal motivo, han circulado por mails y sitios de internet, propuestas de festejarlo el día 19 de Julio, en alusión al día en que murió Fontanarrosa. Además de estar de acuerdo en que festejar que EEUU se consolidó como potencia es una idiotez, más que recordar a Fontanarrosa por su "culto a la amistad", estaría bien destacar su capacidad de leer criticamente nuestra sociedad, a través del humor, la parodia y la hipérbole. Esta lectura crítica es la que evitan los medios de comunicación masivos, a través de los cuales cualquier conflicto tiende a desaparecer banalizándose 1. Que se subraye a menudo lo buen amigo que era "el negro" (mas allá de que sí pueda constituir una gran virtud)o lo gracioso, o lo ocurente, etc. pero NUNCA el sentido crítico de sus textos es prueba de ello. A pesar de criticar la fecha, no nos oponemos a la "amistad" en si y por eso decidimos regalarles de todas formas un genial texto de Fontanarrosa que viene al caso. A riesgo de contradecirnos les deseamos un Felíz día del amigo, rescatando aquel tercer valor de la revolución francesa dejado de lado, abandonado por la izquierda de la "igualdad" y perseguido/ reprimido por la derecha de la "libertad": La FRATERNIDAD.
UN REDUNDANTE FRATERNAL Y CONTRADICTORIO ABRAZO!
"La verdad sobre el trasbordador Columbia" 2 Por Roberto Fontanarrosa
Hoy, a casi tres años de aquel maravilloso día del 24 de octubre de 1981, llego a la conclusión de que debo contar toda la verdad sobre lo sucedido. No creo, al hacerlo, que transgreda ninguna norma de seguridad ni tampoco que revele secreto importante alguno.
Habrá sí, lo sé, quien sienta, tal vez, en parte menoscabado ese acendrado orgullo nacional que tenemos los americanos desde el instante mismo en que de pequeños vimos en nuestros textos colegiales esa maravillosa lámina que muestra a George Washington cruzando el Potomac, de pie sobre la inestable horizontalidad de aquella barca, envuelto, en un capote y sin atisbo de mareo ni náusea en su rostro altivo.
Pero pienso que no yo, sino todos los norteamericanos guardamos una deuda de gratitud con alguien hasta hoy anónimo y olvidado. Y se trata de una deuda que, de no mediar mi determinación de escribir este artículo, quedaría por siempre sin saldar.
No habría alcanzado a dormir ni media hora cuando Meck Sanduway llamó a mi puerta. Debían haber sido las tres de la tarde cuando caí derrumbado sobre mi litera confiado en que el cansancio y el ronroneo confortable del aire acondicionado colaborarían a que me durmiese de inmediato. Sin embargo, los nervios y el desgaste físico tironeaban compulsivamente de los músculos de mis piernas y me sorprendía a mí mismo pegando puntapiés contra la cucheta de arriba, por fortuna desocupada desde la noche en que Nat Pallukah se cayó de ella ante la excitación que le produjo el estar a punto de completar unas palabras cruzadas.
A pesar de mi desasosiego físico, anímicamente me invadía una inmensa tranquilidad. Por fin, luego de tres larguísimos e infernales meses, había quedado listo, terminado, completo, sellado y aprobado, el Proyecto Opalo. Y allí nomás, a escasos tres kilómetros de nuestras barracas, esperaba, calmo y deslumbrante bajo el sol calcinante del desierto de Najove, el transbordador Columbia.
No era gratuito mi desvelo. El meticuloso plan de trabajo pergeñado por mi grupo de ingenieros a través de cuatro años, había sufrido una demora de casi seis meses. Y todo aquel que haya estado asignado a un proyecto espacial sabe bien del enorme costo adicional en dólares que representa la más mínima demora, el obstáculo más pequeño.
Lo cierto es que se nos había atascado el sistema de gasificación de ozono y no había poder humano que lo pusiera en sus trece. Por lo tanto, los dos carretes centrales que alimentaban la inyección de parafina comprimida a la primera (y más grande) de las toberas, no tenían autoridad alguna para impulsar los propergoles sólidos del segundo sistema. En principio supuse que todo radicaba en la baja potencia de las cargas de hidracina y etanol, lo que me costó que William Congreve me arrojara por dos veces el mismo doughnout a la cara. Finalmente Congreve me convenció, con ayuda de Sato Saigo, de revisar totalmente los vectores del difusor de entrada en relación con la expansión de energía térmica en el primer sistema. Así lo hicimos durante casi un mes, enterrados día y noche en un silo subterráneo. Salvo un pequeño error (que detectó Saigo) en un componente del logaritmo neperiano de R y que en nada modificaba el detestable comportamiento de la gasificación del ozono, no hallamos en nuestra búsqueda las claves de la falla.
Dos meses después, a mi juicio el problema residía en el encendido de la segunda sección (lo que traería aparejado un desfasaje en el perigeo).
Para el danés Odgen había una fuga no computada a partir de un desequilibrio en el variómetro. Según Congreve, la cosa podía estar circunscripta en el radiador de uranio. Y Max Althoughter se hallaba empecinado en que todo consistía en que la propulsión de una fase no puede medirse por la reacción si la fuerza de empuje se mide por la intensidad que el caudal específico de eyección de gases desplaza a la energía cinética perdida por unidad de tiempo. Debo confesar que nunca entendí la seducción que ejercía sobre Althoughter la unidad de tiempo.
Muy a pesar nuestro, admitimos que debía pedirse ayuda. Hablamos con Woollie Pat Sullivan (director general del proyecto) y concluimos que debíamos dejar de lado nuestro orgullo y entender que el éxito del Proyecto Opalo era una causa de interés nacional y así lo entenderían, también, los científicos consultados. Por otra parte, el presidente Ronald Reagan ya había hablado un par de veces por teléfono con Sullivan preguntando por la salud del "nene", nombre clave que se le había conferido al transbordador.
Se habló, entonces, con gente de la Convair y Martin, de la Chrysler, de la Pratt y Whitney, de la Boeing y de la Thiokol. La mayoría de las compañías había licenciado a su personal dado que se iniciaba la temporada de la trucha. Por último, la Lockheed trajo alivio a nuestra inquietud: nos remitirían a Bernard Pseberg Lindon, artífice de la misión Viking, padre de las sondas Mariner y amigo cercano de un ingeniero que había sido verdadero cerebro gris del proyecto Skylab.
Pseberg debió ser rastreado por toda Europa Central ya que, para ese entonces, se hallaba visitando a un primo suyo que nada tenía que ver con los proyectos espaciales, pero que había contribuido grandemente a las comunicaciones humanas mediante la codificación de sombras chinescas sobre paredes.
Aún pienso que la Lockheed aceptó ayudarnos para cabalgar sobre la cresta de la ola de nuestro posible triunfo, y algo así debió pensar también Pseberg, para acceder a volar hasta nuestra ratonera de White Sands.
Debo admitir que la llegada de Pseberg apresuró la solución. Enérgico hasta la crueldad, de una actividad rayana en el fanatismo y con un método analítico más cercano a la pianola que al matemático, Pseberg nos puso frente a la solución del problema en sólo 25 días de trabajo: había que liberar los gases del ozono a través de las toberas de la tercera fase, pero sin contactarlos con los propergoles sólidos del segundo sistema. Y si éstos entraban en pérdida o desprotegían la dirección giroscópica, bastaba con inyectar una mayor proporción de flúor en la masa molar.
El árbol nos había impedido ver el bosque.
El 22 de octubre de 1981 se realizó la prueba final y todo anduvo a la perfección. De allí en más se completaron algunos detalles menores, se chequeó por milésima vez el encendido y todo quedó listo para el tan demorado momento del despegue definitivo. Fue cuando ante una sugerencia de Silvie Mortimer, quien me vio revolviendo el café con la visera de mi gorra, marché en procura de un reparador descanso. Y fue cuando, media hora después de revolverme en la cama como un poseso, Meck Sanduway llamó a mi puerta.
—La tobera del segundo sistema se atascó —me disparó Sanduway apenas le hube abierto la puerta. Sentí como si millones de pequeños alfileres se clavasen en mi cuerpo. Las piernas se me aflojaron y de no mediar el apresurado sostén de Meck me hubiese destrozado la cabeza contra el piso. —¿Se lo has dicho a alguien? —atiné a preguntarle apenas pude recuperar el dominio de mis cuerdas vocales. —No —me tranquilizó Meck, con esa austeridad de vocabulario que hace tan rústicos a los hombres del bajo Tennessee.
Para el lector que no conozca los entretelones de un proyecto interespacial, informo que una tobera no tiene actividades intermedias: o funciona o no funciona. No se admiten en una tobera ni falsos encendidos ni ronquidos, ni carrasperas, como tampoco producción a "media máquina".
"Cinthya", la tobera del segundo sistema estaba bajo mi completa responsabilidad y ahora, a sólo 14 horas del lanzamiento del Columbia, se había empacado como un asno. Era un problema tres veces más complejo que el anterior suscitado con la gasificación del ozono. Y el problema de la gasificación del ozono nos había demorado durante medio año.
—Vuelve al centro de cómputos —recomendé a Meck—.Y no digas a nadie nada de esto.
Tomé el casco, salté sobre un jeep, y abandoné las barracas rumbo al transbordador. Afortunadamente a esa hora, cuando el sol era un soplete sobre la arena, sólo me crucé con algunos operarios menores.
Los ingenieros y científicos se habían refugiado en sus habitaciones disfrutando de hallarse, por fin, en vísperas de la cuenta regresiva. En tanto ascendía mediante el ascensor interno hacia las visceras del Columbia, pensaba en qué palabras emplearía para comunicar a nuestro jefe Woollie Pat Sullivan, el nuevo drama que se había desatado. Lo recordaba, un año atrás, masticando, transpuesto de odio, una minicalculadora Sharp ante la noticia de la quemadura de una bujía de su coche.
Además, debería ser yo, en persona, quien explicara al presidente Reagan, el flamante e incalculable retraso del Proyecto Opalo. Y yo conocía bien al presidente.
Por mucho menos que eso lo había visto hacer cosas terribles con los indios, largo tiempo atrás, en el cine de Tollucah, mi ciudad natal.
Cuando llegué al compartimento que hacía las veces de antesala, sólo encontré a un empleado de mantenimiento, quien se había refugiado en la tranquililidad de esa sección para apurar su emparedado de tocino y maní. Le ordené, perentoriamente, que se fuera. El hombre, sin decir palabra, envolvió su merienda y se alejó.
Con el alma en un hilo, oprimí el encendido de "Cinthya". Me respondió un silencio funerario. Repetí la acción cinco o seis veces. Ni un chasquido. Nada.
"Cinthya" estaba muerta, fría y yerta. Me dejé caer, vencido, sobre el piso de metal. Entonces me encontré, de nuevo, con la mirada del empleado de mantenimiento. No se había ido. Estaba sentado sobre el sistema de apertura de compuertas externas, junto a la salida que no había transpuesto, masticando con poco entusiasmo su comida, observándome con expresión indiferente.
En aquel momento, con ese pudor lógico de todo científico egresado de Denver, deseé que aquel desconocido confundiese mis lágrimas con posibles gotas de transpiración. Lo que iba a ser difícil de explicarle eran mis berridos animaloides y los puñetazos que propinaba contra el blindaje de las mamparas. Con la tobera de la sección superior atascada, el soñado despegue del transbordador Columbia en 1981 era utópico.
La preeminencia de la carrera espacial volvería a manos de los comunistas y podía decirse que el mundo libre estaría al borde de la destrucción, el holocausto atómico y ¿por qué no? la contaminación de los ríos.
Controlar, chequear y verificar todas y cada una de las 573.829 piezas mecánicas y electrónicas encerradas en aquella cúpula cilindrica de 38 metros de largo por 11,07 de ancho que constituía la médula energética del Columbia podía insumir de uno a dos quinquenios de planes galácticos. Reagan no lo soportaría.
Dentro de mi desesperación vi que el operario, sin dejar de comer, adelantaba un par de veces el mentón hacia mí, en mudo interrogante.
—¿No le dije que se fuera? —le grité, desde el suelo, furioso. Frunció el entrecejo y volvió a avanzar su mentón, inquisidor. Comprendí que no entendía bien el idioma. —¿No habla inglés? —le pregunté, más enojado aún. —Sí, sí —dijo. Se puso de pie, tiró desaprensivamente los restos del sandwich en un rincón y limpió con energía las palmas de sus manos golpeándolas contra los fundillos de su pantalón en tanto se me acercaba. Sin dejar de hurguetearse los dientes con la punta de la lengua y el reborde de los labios, me tomó de un brazo y me ayudó a ponerme de pie. Allí pude leer, entonces, el nombre de aquel sujeto moreno y bajo, en el solapero que lo identificaba: "Artemio Pablo Sosa". Un hispanoparlante. —Hablo inglés —me explicó—. Pero si me habla muy rápido. . . —se quedó en silencio mirando fijamente hacia un punto ubicado en las cercanías de mi hombro derecho y yo pensé que buscaba palabras para completar la frase. Chasqueó los labios y escupió un residuo de carne. —¿Qué pasa, maestro? —preguntó luego. —¿Qué es usted?—me interesé—. ¿Mejicano? —Argentino —me dijo. Yo apoyé mi empapada espalda contra una mampara y meneé la cabeza con desaliento. —La tobera —señalé con gesto vago, baja la vista. —¿Qué pasa? ¿Qué tiene la tobera?
Oscilé mis manos, con las palmas hacia abajo, a la altura de mi cintura.
—Reventó —sólo atiné a decir—. Fin. —¿No camina? —dijo el hombre. Estuve tentado de explicarle, pero me frenó el ridículo de enredarme en una charla técnica con un auxiliar electricista que no sólo no detentaba cargo relevante alguno, sino que ni siquiera era sajón. Por otra parte ya el desprolijo personaje me había dado la espalda y, mientras se rascaba los dorsales lentamente con el pulgar de la mano derecha, atisbaba hacia lo alto de la tobera a través del triple cristal atérmico que nos separaba de ella, sobre la consola de mandos.
Sosa volvió hacia mí. Ahora se estiraba hacia abajo, impudorosamente, la tela que le recubría la entrepierna.
—¿Está abierto? —señaló a sus espaldas la puerta que accedía a la tobera. Asentí con la cabeza. Pero no volvió hacia allí. Caminó hasta donde había estado sentado y comenzó a revolver en un bolso de trabajo abandonado junto a los restos de su merienda. Sacó una manzana y entonces sí, pasó de nuevo junto a mí, hacia la puerta de entrada a la tobera. Yo permanecí quieto en el mismo lugar, como vacío de hálito vital, pensando tan sólo en el sombrío futuro que acechaba a mis hijos, en el hipotético caso de que llegase a tenerlos.
Habrían pasado seis minutos cuando apareció de nuevo el argentino.
—¿Tiene un alambre? —me preguntó. Sacudí la cabeza, negando. —Me parece que yo. . . —masculló—. Algo me queda. . .
Fue hasta su bolso, revolvió en él y sacó un trozo de alambre de unos veinte centímetros. Mientras procuraba enderezarlo (había estado plegado en secciones de unos seis centímetros) me miró y enarcó las cejas.
—Vamos a ver, dijo un ciego —informó, serio. Pasó de nuevo frente a mí y se metió en la tobera. Por quince minutos sólo lo escuché silbar una música extraña. Yo, en tanto, sopesaba la posibilidad de salir al exterior de la nave, ganar la superficie de una de sus cortas alas y de allí lanzarme de cabeza a la pista, distante lo suficiente como para hacer estallar una bóveda craneana.
Apareció de nuevo el argentino: se estaba frotando las manos con un trapo.
—A ver, maestro —me dijo. —¿Qué? —Préndala —me indicó, señalando con un movimiento de cabeza hacia la tobera.
Ahora sí, lo miré como comprendiendo que se trataba de un ser viviente quien me hablaba.
—Préndala. Dele —insistió, mientras volvía hacia su bolso y metía el trapo en su interior. Caminé cuatro lentos y arrastrados pasos hacia el encendido, apoyé un dedo sobre el botón y giré mis ojos para mirar al argentino, compasivamente. Apreté el botón y se escuchó un ronroneo suave y parejo primero, y luego un rugido saludable.
Casi estrello mi cara contra el triple cristal en procura de ver desde más cerca lo que no podía creer. ¡Aquella maldita tobera funcionaba! Me di vuelta, incrédulo, hacia ese sudamericano providencial. El hombre había corrido el cierre relámpago de su bolso, había metido éste bajo su brazo izquierdo y miraba hacia el techo, prestando atención al sonido trepidante de "Cinthya".
—No —pareció contradecirse—. Va andar bien. Luego, sí, se dirigió a mí: —Le va aguantar bastante. Por lo menos para sacarlo del paso. Eso sí. . .—advirtió— . . . capaz que de aquí a un par de años le tenga que pegar una revisada. Pero. . . por ahora. . . —pareció conformarse.
Se tocó luego la ceja derecha en un remedo de desmañado saludo militar, cabeceó para despedirse, abrió la compuerta neumática que daba a la escalera externa y se fue. Yo, en tanto, escuchaba a mis espaldas el dulce canto de "Cinthya", funcionando. Al día siguiente, el transbordador Columbia, tras corta cabalgata sobre su aviónmadre, salió disparado hacia el límpido cielo de Najove y de allí en más la historia es conocida.
De Artemio Pablo Sosa, nunca jamás tuve conocimiento. Superada la efervescencia del éxito de la misión Opalo, lo busqué por las distintas dependencias, talleres y barracas de White Sands. Finalmente, en la oficina de personal me informaron que había viajado la misma tarde del lanzamiento, posiblemente a New York, con un nuevo contrato.
Un año después, una agencia de averiguaciones privada me informó que Sosa había trabajado cuatro meses como lavacopas en un restaurante italiano sobre la Séptima Avenida.
Alguien me contó, también, que una persona de ese mismo apellido había estado trabajando como iluminador en un teatro de quinta categoría donde ponían piezas musicales para público latino, en Broadway. Pero nunca más pude encontrarlo.
1 ver Pablo Alabarces, por ejemplo "Fútbol y Patria" 2 “La verdad sobre el trasbordador Columbia”en "No sé si he sido claro", Buenos Aires, Ediciones de la Flor, 1998.
Este novedoso y "shockeante" producto será el protagonista del local de Mc donnald `s a inaugurarse en Escobar en los próximos días. Se trata de una hamburguesa cocinada íntegramente con picana eléctrica. "Pensamos que Mc- Anna es un producto muy fuerte; fuerte como un rayo", dijo el CEO de Mc donnalds en Argentina. Además agregó que comprende que pueden llegar a generar cierta polémica algunas promociones propuestas por el ex torturador-comisario Patty, como sugerirle a los clientes si quieren "incrementar los watts de su combo por $1 adicional". Por otra parte afirmó que confía plenamente en este lanzamiento y en su electrificante sabor.Por último dijo que "son innumerables los beneficios de esta hamburguesa y sólo por dar un ejemplo puedo decir que es capáz de reavivar, al instante, por electro-shok a un cliente que muera por ataque de colesterol".Realmente esta noticia le pone los pelos de punta a cualquiera.
Luis A. Patty también será, por supuesto, otra de las figuras de la inauguración del "Mac"de Escobar. Al confirmar su presencia declaró: "Ni loco me lo pierdo, este local va a ser impresionante, con sillas eléctricas, Mc (pic) Annas y toda la seguridad que los vecinos se merecen. Además pienso invitar a celebridades, como el jefe de gobierno Macri, a quien asesoré sobre la compra de "picanitas" para su policia metropolitana y es posible que haya una sorpresita; solo puedo adelantar que es uno de los 3 grandes gobernantes que tuvimos en la dorada época de fines de los `70".
El nuevo local de Escobar tendrá de todo. Hasta sillas eléctricas para que los clientes puedan disfrutar de todas las ventajas de una localidad sin inseguridad.
Luis Patti, actual intendente de la ciudad de Escobar (Provincia de Buenos Aires), candidato a la gobernación de la provincia, y ex-agente y luego comisario de la policía, participó en la represión durante la última dictadura militar.
En 1973 fue acusado de asesinar a balazos a tres adolescentes en una confitería del Barrio Lambertucci, de Escobar, porque recibió informes de que habían asaltado y violado a una mujer. Al frente de una comitiva policial, el entonces oficial principal sorprendió a los jóvenes (de entre 16 y 17 años) jugando al metegol y los acribilló ahí mismo. Luego se comprobó que las víctimas no tenían ninguna relación con los delitos denunciados. El hecho fue publicado únicamente por el diario local "El Actual", dirigido por el militante comunista Tilo Wenner. Un día después del golpe de Estado, el 25 de marzo de 1976, Wenner fue secuestrado y desaparecido.
En 1975, ya trabajaba en el destacamento policial "Otero", en Victoria, en el que funcionaba un campo de concentración. Sus superiores serían luego hombres del círculo íntimo del general Ramón Camps, jefe de la Policía Bonaerense.
El primer sobreseimiento en favor de Patti fue dictado en 1976, en el distrito judicial de San Isidro. La causa llevaba el número 11.299. El entonces oficial de la Policía Bonaerense Luis Patti estaba imputado por aplicación de tormentos al detenido Julio Di Battista. Después de los trámites de rigor, el juez penal Clodomiro Luque lo sobreseyó provisoriamente y el entonces fiscal Luis Oscar Zapata nunca apeló aquella decisión que, virtualmente, terminó por convertirse en definitiva por el simple paso del tiempo.
Otra denuncia que califica a Patti de torturador fue recogida por la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), que abrió con ella el legajo Nº 2530. Allí figura como "Patty o Patti, alias El Loco, oficial integrante de sección o grupo en la comisaría de Tigre".
Los primeros años de la dictadura militar lo encontraron en Tigre y San Martín. El entonces coronel Ramón Camps lo tenía entre sus preferidos. En su legajo constan reiteradas felicitaciones; entre ellas, la recibida por "la encomiable labor desarrollada" cuando , junto al cabo Jesús de la Cruz persiguen a tres supuestos delincuentes que habían asaltado un comercio de Escobar. Después de un tiempo los encuentran. "Ante la orden de detención los malvivientes responden con armas de fuego -dice el parte- originándose un nutrido tiroteo en el que resultan abatidos los tres asaltantes.
De acuerdo a Isabel Chorovit de Mariani, integrante de Abuelas de Plaza de Mayo, Patti integró el grupo policial que allanó su domicilio: "Sé que nadie podrá certificar mis dichos y que esto me puede traer problemas, pero él estuvo en mi casa cuando este grupo robó todas mis pertenencias". El episodio se produjo días después de otro operativo en el que "un grupo de tareas asesinó a sangre fría a mi nuera y a otras tres personas y secuestró a mi nieta".
El 17 de mayo de 1983 el ministerio de Interior de la Nación y la Jefatura de Policía de la Provincia de Buenos Aires informaron que Osvaldo Agustín Cambiasso y Eduardo Pereyra Rossi habían sido "abatidos en un enfrentamiento" con efectivos del Comando Radioeléctrico de la Unidad Regional de Tigre. Los policías involucrados eran los suboficiales Rodolfo Diéguez, Juan Amadeo Spataro y el oficial principal Luis Abelardo Patti.
En verdad, Cambiasso y Pereyra Rossi habían sido secuestrados la mañana del 14 de mayo en el bar Magnum de Rosario en un operativo combinado del I y II Cuerpo de Ejército. Después se comprobó que fueron torturados y asesinados. El entonces jefe de la Policía Bonaerense, (el torturador, secuestrador y desaparecedor, exculpado por Punto Final) general Fernando Verplaetsen, aseveró que los policías involucrados actuaron "como corresponde". "Acá se parte de la base de que son malos y actuaron mal -dijo Verplaetsen- y yo creo que actuaron muy bien". Los acusados quedaron detenidos en la unidad carcelaria nº 3 del Servicio Penitenciario Provincial, en San Nicolás. El 4 de noviembre, la Cámara Segunda de Apelaciones de San Nicolás confirmó el sobreseimiento provisorio de los tres policías acusados y ratificó así el fallo dictado previamente por el juez Marchetti. El tribunal consignó en su fallo que los testigos fueron, extrañamente, modificando sus dichos originales. En palabras de la Cámara"Uno no vio lo que parece insólito no viera, otro no oyó lo que era audible para cualquiera; aquel no estaba donde debía estar". Además, calificó como "de débil contextura" la credibilidad de Patti. Pero igual dictó el sobreseimiento. Así se puso fin a los cinco meses que los uniformados habían pasado en prisión.
Luis Abelardo Patti participó de la represión en La Tablada. 23 días antes había sido ascendido a subcomisario y había sido trasladado desde el Cuerpo de Caballería del Escuadrón San Isidro a la Unidad Regional de San Martín.
El 2 de octubre 1990, el juez en lo Criminal de San Isidro, Raúl Alberto Borrino, ordenó el arresto del subcomisario Luis Patti por apremios ilegales contra dos hombres acusados de robo. Los sospechosos confesaron el robo, pero Borrino no dudó en formularle a Patti el cargo de tortura, muchos más grave e inusual en Argentina. "Las víctimas afirmaron que habían sido trasladadas no a la comisaría sino a una casa en las afueras de Pilar, donde una de ellas; (Mario) Barsola, fue golpeada y sometida a la tortura del submarino seco", señalaba el informe judicial. Cuando Patti llegó conectó una batería a un aparato eléctrico y le aplicó corriente en los testículos. Ante los gritos de dolor de Barsola, el otro detenido, (Miguel) Guerrero, le suplicó a Patti que se detuviera. Entonces, el policía preguntó"¿me estabas hablando a mí?" y luego comenzó a aplicarle corriente a Guerrero también.
En 1991 fue subjefe del Grupo de élite Halcón de la Policía Bonaerense con asiento en la sede de la Brigada Aérea de Morón. Encabezó importantes operativos en Moreno, José C. Paz y San Miguel. Integran el grupo un centenar de hombres especialmente entrenados para luchar contra el terrorismo, el narcotráfico y controlar los estallidos sociales. En todos los casos realizan, incluso, tareas de prevención. La primera vez que se oyó hablar de ellos fue en 1989 cuando el entonces subsecretario de Seguridad provincial, Carlos Alberto Pombo, anunció su creación.
El 14 de mayo de 1995, exactamente doce años después del secuestro de Cambiasso y Pereyra Rossi, se impuso en las elecciones para la intendencia de Escobar, nada menos que con el 73 % de los votos. Sin embargo, nunca pudo evitar la proliferación de los graffiti que lo definen"Patti = represión". Asumió el 12 de diciembre, superando los problemas judiciales. Aún tenía pendiente una causa por apremios ilegales en San Isidro. Pero fue absuelto, el 24 de noviembre (justo a tiempo) debido a que no tenía una sentencia firme y se amparó en la presunción de inocencia. Las torturas habían sido comprobadas pero la Cámara de Apelaciones adujo que los cinco años transcurridos obligaban a declarar extinguida la acción penal, por prescripción.
A pedido del presidente Menem, viajó a Catamarca a fines de 1990, para investigar el crimen de María Soledad Morales. Permaneció en esa provincia hasta marzo de 1991, lapso en el que intentó imponer la teoría de que la adolescente fue víctima de un hecho pasional en el que el principal responsable era Luis Tula. Volvió a Buenos Aires sin aclarar el caso y sin torturar a nadie. La justicia probó muchos años después que esa muerte tuvo connotaciones políticas y que la responsabilidad era de Guillermo Luque, hijo de Luis Luque, un catamarqueño que comenzó siendo custodio de Leónides Saadi y terminó siendo diputado nacional por su provincia.
"Lamentablemente en el día de ayer murió un sin techo a causa del frió" era la noticia de hoy del canal de las tres pelotas que mas que pelotas son tumores, y apuntando (no enfocando) con una cámara a una familia que duerme en una plaza a estas horas de la noche un notero le decía : ¿y como hacen con el frío?¿ se enteraron que ayer murió un hombre que vivía en la calle igual que Uds. A causa del frío? Y las criaturas?...
Asco y repugnación me dan, si no lo saben, a ese hombre no lo mato el frío, lo mataste vos igual que a esa familia, y la matamos todos, pero vos jopito con toda la redundancia de mierda que te rodea son lo peor, por mentir y ser inventor y cómplice de este y todos los asesinatos que se estan haciendo a mansalva…
PD:no es solo con este canal sino con todos…los quedicen que informan y no que lavan y matan.
En Kraft / Terrabusi despidieron a más de 160 empleados incluyendo a los delegados.
Los trabajadores sufrieron una represión durísima, que incluyo un tremendo despliegue policial adentro de la fábrica, con perros y la montada. Todo con aval y garantía del gobierno, que se comprometió con los dueños de la empresa a sacar a los trabajadores.
Ricky Fort, a pesar de tener tanto dinero que "no le alcanzaría 3 vidas para gastarlo", no paga a sus empleados como corresponde. De hecho comete fraude laboral al tenerlos como "temporarios" por más de un año, cuando en realidad legalmente esa condición es hasta los 6 meses máximo. También hay denuncias de acoso sexual sobre capataces de Fel-Fort y de precarización laboral. Por ejemplo, los despiden si no pueden trabajar 12 hs durante las etapas de mayor venta, en las que les exigen trabajar horas extras. La mayoría del personal está compuesto por mujeres que son obligadas a realizar tareas de fuerza con jornadas muy largas, llegando al punto de poner en riesgo sus embarazos. Hace poco los empleados tuvieron buenas noticias, obteniendo un aumento. Pero nu duró mucho ya que los telegramas de despidos, llegados al poco tiempo, empañaron la situación.
Por que no hay que comprar Azúcar Ledesma (ni papelería)
LA NOCHE DEL APAGÓN EN LEDESMA
Quizá no haya ningún otro acontecimiento que refleje con semejante contundencia la simbiosis entre el poder económico y la represión genocida de los militares.
La noche del 27 de julio de 1976 se cortó el suministro eléctrico en todo el departamento de Ledesma, provincia de Jujuy, mientras policías, gendarmes, militares y capataces de la empresa comienzan a allanar y saquear viviendas en Libertador Gral. San Martín y Calilegua. En vehículos de la empresa Ledesma son trasladados más de 400 trabajadores, estudiantes y profesionales a los galpones de mantenimiento del ingenio azucarero, donde permanecen días y meses atados y encapuchados. Tras las torturas e interrogatorios, algunos son liberados, otros son enviados a comisarías o cuarteles militares, otros aparecen en cárceles de distintas provincias. Treinta compañeros permanecen desaparecidos. El médico Luis Arédez era el Intendente de Ledesma y marido de Olga Marquez de Aredes y fue uno de los secuestrados-desaparecidos. Desde entonces Olga, junto a sus cuatro hijos, llevó adelante una lucha incansable en la ciudad de Libertador General San Martín, acompañada por las Madres de Plaza de Mayo y de muchos habitantes de ese pueblo que no podían olvidar a quien fuera intendente y defensor de los derechos populares. Olga Aredes murió el 17 de marzo de 2005, víctima de bagazozis, enfermedad que produce el Ingenio Ledesma, con la materia prima para hacer papel que sale de la caña quemada -al que le agregan bacterias para su mejor putrefacción, al aire libre, en medio del pueblo. Sus cenizas en fueron depositadas en la Plaza Central de Libertador General San Martín, lugar de su incansable lucha por los deparecidos.
Bilardo dijo: -"¡Ah no, entonces a mi me tienen que hacer la cola igual!" Voy a pedirle a Matias Martin que edite donde dije "el jugador argentino que haga el gol en la final" para que saque la palabra "argentino". Alguien me tiene que empomar. Todos los Riquelme son iguales. ¡Pero esto no se queda así! No pienso dejar pasar la oportunidad para que me rompan el invicto. Aunque ahora que lo pienso mejor, lo de esta piba es admirable. Yo que tengo el sueño de ser presidente voy a tomar su ejemplo y en lugar de hacer ocmo todos los políticos que no cumplen las promesas que tienen que cumplir, yo voy a hacer como Larissa y voy a cumplir TODAS las promesas, incluso aquellas que no hay que cumplir".
Delanteros de la selección argentina reconocen haber errado intencionalmente los goles para no tener que empomarse a Bilardo.
Finalmente se develó la incógnita de cual habría sido el motivo por el que los jugadores que habitualmente “la rompen” en sus respectivos clubes, tuvieron tan mediocre desempeño en la selección.Al parecer, la culpa la tendría Bilardo y su promesa de “entregar la colita” al que ejecutara el gol que nos convirtiera en campeones mundiales. Varios jugadores con llegada al área rival confirmaron, desde la clandestinidad, que a medida que fueron avanzando en el torneo, en lugar de ponerse contentos, fueron invadidos por un tremendo pánico y ya no quisieron meter goles o, ni siquiera jugar bien. Es el caso del habilidoso crac, considerado el mejor jugador del mundo, pero que no nombraremos por respetar su pedido de anonimato, quien no convirtió ni un solo gol. Otros, másgoleadores también se negaron a vencer la valla rival por miedo a ser obligados a “comer carne de chancho vencida”. Uno de ellos fue el delantero estrella del fútbol inglés, de orígenes humildes y gustos tropicales, a quien también respetamos en su reclamo de no ser nombrado, que dio:- “¡Mirá si encima que hago el gol más importante de mi vida, en lugar de poder festejar me lo tengo que garchonear a ese viejo feo, chupame un huevo!”. Un poco más mesurado estuvo el de apodo en diminutivo de instrumento para fumar, quien dijo que “(…) todo bien si el Dr. Se quiere liberar, ¿pero nosotros que carajo tenemos que ver?”.
Parece ser que a la hora de las cábalas no medimos consecuencias pero esperemos haber aprendido la lección para el próximo mundial. Amén.
Schweinsteiger hizo nuevas declaraciones polémicas.
El jugador del Bayern Munich declaró que la victoria sobre el seleccionado argentino se debió a una superioridad alemana, pero no futbolística sino racial. “Los argentinos son así, inferiores, sudacas despreciables. Ojo, lo digo con objetividad y con el respeto que se merecen”, aclaró el rubio tira bombas. Luego continuó explicando que su supremacía provenía de una selección –genética- mucho más pura y que por ese motivo era mejores jugadores de ARIA. “Les ganamos a PURO fútbol porque nuestro equipo no tiene descendencia corrompida por sangre aborigen como el suyo. Es cierto que también tienen jugadores muy habilidosos como Messi o muy rubios como Bolatti, pero esto se debe a que vienen de familias europeas. Sin embargo no olvidemos que se trata de lo más bajo de Europa. Además tarde o temprano, los argentinos muestran la hilacha de villeros con jugadores como Tévez y, ni hablar del negrito de su técnico”, agregóel deportista que se autodenomina “mediocampista de raza” (aria, claro está). Por otro lado, no menospreció el gran trabajo del director técnico alemán, a quien felicitó por haberse dado cuenta a tiempo de “depurar” la única debilidad que tenían, es decir su jugador negro, a quien responsabilizó de los pocos minutos jugados mal.Una vez finalizada su crítica solo tuvo palabras de elogio para su entrenador y líder:- “Joachim Löw, o el“comemoco”, como le decimos cariñosamente, planteó un esquema superador, que nos permitió vencer tanto a su lateral derechista, como al lateral izquierdo-marxista. Nuestro jerarca-técnico ideó una táctica perfecta y no había forma de que nos derrotaran. Vamos a ser campeones porque está en nuestros genes”, sentenció el siempre polémico Schweinsteiger.
¿Mejor tarde que nunca?
Después de la derrota, Argentina se decide a romper relaciones con el EJE.
Luego de que los alemanes cometieran la terrible aberración de dejarnos fuera del mundial, el gobierno argentino se pronunció enérgicamente en contra de las “terribles acciones” llevadas a cabo por el nazismo. “Ya se había zarpado con el genocidio de negros, gitanos, judíos y andá a saber cuanta cosa más (…) pero esto sí que es intolerable, ¡Cómo nos van a sacar del mundial a nosotros, los mejores de mundo!, ¡Se fueron al re carajo! (…) ¡pero ahora van a ver, les vamos a romper el Eje!”, dijo Guillermo Moreno, en claro tono diplomático. Sin embargo, luego le explicaron que la Segunda Guerra Mundial ya había terminado hacía más de 60 años y que ya no tenía sentido hacer tal cosa. Como no hubiese tenido sentido declararle la guerra cuando ese país ya estaba derrotado, sólo para intentar un acercamiento a los yankis y no por condenar el genocidio. Más difícil fue el intento de explicarle al representante del gobierno y a los demás políticos presentes el significado de la palabra “Ética”, obteniendo por respuesta un enfático “¿¿¿LO QUÉEEEE???”
a todos los imbeciles a sueldo que esten hackeando, navegando todo lo que tenga una A o una bandera negra por lo del banco francés, libertino proudhon les dedica esta fotito...
Los niños como yo vivimos baja la influencia de los poderosos medios masivos de comunicación. Y si bien no vamos a hacer todo lo que estos digan, la fuerza que ejercen en nuestra educación y en la cultura en general no es para despreciar. En la película animada "Crisis en 2 Tierras", Linterna verde dice:
"A pesar de todo mi poder (...) soy solo un policia. Hay reglas. Otra dimensión puede estarfuera de nuestra juridicción"
Además, cabe destacar que los "buenos" aparecen integrando un "liga" (de la justicia), que bien podría evocar a la liga patriótica por ejemplo, y los "malos se agremian al "SINDICATO DEL MAL" (sic)
El ste. es un pedazo de un diálogo extraído de la serie de batman de los `60. No tiene desperdicio. Otra q la naranja mecánica!!!
Batman: -Es mi deber, no solamente el atraparlo, sino también, con los nuevos conocimientos médicos ayudar a esa pobre piltrafa a volver a una forma normal de vida. Comisionado: ¡Qué nobles sentimientos, Batman! Jefe O Hara:- Desperdiciados en un villano como él. Batman:- Es posible, pobrecito...