Delanteros de la selección argentina reconocen haber errado intencionalmente los goles para no tener que empomarse a Bilardo.
Finalmente se develó la incógnita de cual habría sido el motivo por el que los jugadores que habitualmente “la rompen” en sus respectivos clubes, tuvieron tan mediocre desempeño en la selección. Al parecer, la culpa la tendría Bilardo y su promesa de “entregar la colita” al que ejecutara el gol que nos convirtiera en campeones mundiales. Varios jugadores con llegada al área rival confirmaron, desde la clandestinidad, que a medida que fueron avanzando en el torneo, en lugar de ponerse contentos, fueron invadidos por un tremendo pánico y ya no quisieron meter goles o, ni siquiera jugar bien. Es el caso del habilidoso crac, considerado el mejor jugador del mundo, pero que no nombraremos por respetar su pedido de anonimato, quien no convirtió ni un solo gol. Otros, más goleadores también se negaron a vencer la valla rival por miedo a ser obligados a “comer carne de chancho vencida”. Uno de ellos fue el delantero estrella del fútbol inglés, de orígenes humildes y gustos tropicales, a quien también respetamos en su reclamo de no ser nombrado, que dio:- “¡Mirá si encima que hago el gol más importante de mi vida, en lugar de poder festejar me lo tengo que garchonear a ese viejo feo, chupame un huevo!”. Un poco más mesurado estuvo el de apodo en diminutivo de instrumento para fumar, quien dijo que “(…) todo bien si el Dr. Se quiere liberar, ¿pero nosotros que carajo tenemos que ver?”.
Parece ser que a la hora de las cábalas no medimos consecuencias pero esperemos haber aprendido la lección para el próximo mundial. Amén.
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