Los Domingos a la tarde San Telmo se pone su mejor careta para recibir a los turistas. Es necesario mantener las apariencias y no enturbiar el paseo de estos opulentos visitantes que deben, por sobre todas las cosas, llevarse la mejor de las impresiones y la confirmación de lo civilizados y “europeizados” que somos, al tiempo que nos bendicen con las sobras de sus tesoros, favorecidos por el cambio monetario. ¡Esos son extranjeros y no los “vecinos invasores”, que se empeñan en quedarse todo el trabajo esclavo para ellos, ocupar terrenos en lugar de dormir bajo un puente o hasta dejarse asesinar por las “fuerzas de seguridad”! Es por eso que existen cosas que no es bueno que se difundan; hay que cuidar nuestra reputación frente al “primer mundo”. Esto lo sabía la vecina que hizo la denuncia para que Jamaicaderos no toque enfrente de su vivienda. No fue solamente para cuidar su interés individual ni su propiedad privada (los dos principales soportes de nuestra sociedad, amén). Lo hizo por el beneficio de todos nosotros, los “vecinos de bien”.
Jamaicaderos es un grupo de reggae que toca gratis los domingos en la calle Defensa y Humberto Primo del barrio de San Telmo. Suenan increíble y comparten su música con el que tenga ganas de oírlos. Pero el pasado domingo 3 de abril les impidieron tocar bajo amenaza de sacarles sus instrumentos. Ya llevan varias contravenciones firmadas por la denuncia de UNA (¡sí, una!) vieja fascista que nunca falta en una cuadra porteña que se precie. Además, dicho personaje ya había agredido a músicos y público anteriormente, tirándoles agua y huevos. La primera duda que emerge es porqué a ellos y no a los demás que tocan a escasos metros, o incluso en el mismo lugar, sin problemas. Sin dudas no es una preferencia estilística o un prejuicio musical que clasifica su manifestación artística como “ruidos molestos” y no tiene quejas contra el guitarrista de tango o la batucada que se quedó alrededor de media hora en la misma calle que prohibieron tocar a Jamaicaderos, bailando, tocando, gritando y aplaudiendo, sin recibir ni un huevo de nuestra querida vecina. Sucede que, aunque sean una banda instrumental, siempre tienen mucho para decir. Por ejemplo, antes de que los censuren, llegan a informar por el micrófono que a una cuadra y media hacia el bajo o una cuadra y media hacia la dirección contraria existen “cocinas de paco”, que la patota de la UCEP golpea, abusa y mata a personas en situación de calle, que la federal sigue cometiendo gatillo fácil con total impunidad y que Luciano Arruga sigue sin aparecer por haberse negado a robar para la bonaerense.
Este grupo sin letras no para de hablar y denunciar injusticias y se prende en cuanta movida cultural puede a favor de causas políticas, personas y lugares marginados. Finalmente deciden correrse unos metros de donde les PROhibían tocar, hacia la esquina. Pero a pesar de no estar ahora desafiando ninguna orden judicial en ese nuevo espacio, se suma un patrullero al ya absurdo despliegue policial y les impide tocar también ahí. Policía que no solo no evita las injusticias que ellos denuncian, sino que las provoca. Llegaron tan solo a tocar una canción, mientras una poderosa nube tormentosa pasajera hacía pensar que la influencia de la vecina no tenía límites, pero tuvieron desde el principio el apoyo de todos los que los querían seguir escuchando, quienes recibieron a los uniformados al grito de “¡Anti-Cultura!” y firmaron el petitorio que la banda presentará para que se deje de castigar al músico tan solo por querer tocar gratis en la calle para cualquiera, en un país en el que hay una “privatización doble” de la música porque para tocar pagan los músicos y el público en lugares que aunque exigen cada vez más siguen estando habilitados bajo coima, esperando al próximo Cromañón, cual anti-mesías envuelto en llamas. La cultura sería de y para los que pueden pagarla, al igual que la salud y la educación. Claro que también existe la alternativa de tocar en festivales gratuitos, bajo auspicio gubernamental para pasar a ser cómplices de los que penalizan su música y cometen los abusos que ellos denuncian (No sorprende que esta opción fuera sugerida por uno de los policías).Todas cuestiones inconvenientes de ser tratadas en presencia de nuestros benefactores portadores de euros o dólares, frente a quienes sería más recomendable seguir usando la más fina de las caretas, la más cara de las máscaras.
jamaicaderos@hotmail.com
http://www.facebook.com/jamaicaderos
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