viernes, 10 de septiembre de 2010

Chofer, no frene en la parada:



Descarado orgullo rellena mi risa, fundamentada en los que esperan el impacto de estas estrellas y su devenir, mostradas y usadas en medio de sangre tanto roja como azul, que mezcladas en esta olla de guerra de torna gris.

Los demonios siguen nuestra desgracia en tableros cotidianos, matando en plural de hermanos sin llegar a su existir. Los cañones de carne disparan a mansalva anulando el metal y aplastando su pesar. Festejando con aroma de desgracia una batalla, pero dando pie a una guerra sin fin de efímeras metas y desgraciado porvenir.

¿Los demonios se matan y horizontes sin nafta?,

¿Almas rebalsadas de penas, como cumpliendo una condena?

Y nosotros expectantes simulando ser un alfil…

Esperando la templanza de esta trenza de demonios, ignorando el dato de gula que defeca floreros históricos y oxigena nuestra amargura.

2 comentarios:

  1. Karlitos trató de advertirnos:

    “La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos. Y cuando éstos aparentan dedicarse precisamente a transformarse y transformar las cosas, a crear algo nunca visto, es precisamente cuando conjuran temerosos en su auxilio los espíritus del pasado , toman prestados sus nombres, sus consignas de guerra, su ropaje”.

    (el hermano Marx no reconocido)

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  2. ese nombre aka ,,,, si querias condenarnos gracias la puta que te pario!!! y creo en la lucha siempre, no digo hasta la victoria siempre ya que se me adelantaron,

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